Las notas dejadas por la hija de Fernando Martins ayudan a este a seguir las pautas de la vida cotidiana en la pequeña casa de 30m² en la que nació en 1917. Sus recuerdos de juventud cuando era barbero en la Alfama y la Baixa, así como cuando se ganaba el sustento como músico de fado, son más claros en su memoria que los recuerdos recientes. Su hija vive en la zona moderna de la ciudad y cada pocas horas le llama para ver que todo sigue en orden.
Fernando Martins también fue pintor aficionado y su arte decora las paredes de su pequeña casa en Alfama, como este retrato de su madre cuando tenía 90 años.
PS: Agradezco a Fernando que me abriera las puertas de su casa pese a haberme conocido tan solo unos momentos antes charlando en un banco de la Alfama, uno de mis lugares en el mundo.